domingo, 26 de agosto de 2012

Los vestidos susurrantes de Melisandre

Fecha estelar: -310347.4
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Fragmento de Canción de hielo y fuego.
Tormenta de espadas, libro 1.
George. R. R. Martin.


Davos
Cuando subió a cubierta, la larga punta de Marcaderiva desaparecía a popa, mientras a proa Rocadragón se elevaba del mar. De la cima de la montaña salía una fina columna de humo para marcar el sitio donde se encontraba la isla. «Montedragón está inquieto esta mañana --pensó Davos--, o será que Melisandre está quemando a alguien más.» Melisandre había ocupado un lugar prioritario en sus pensamientos mientras la Baile de Shayala atravesaba la bahía del Aguasnegras y dejaba atrás el Gaznate, avanzando con dificultad con el viento en contra. La gran hoguera que había ardido en la cima del puesto de vigía de Punta Aguda, al final del Garfio de Massey, le recordó el rubí que ella llevaba en la garganta, y cuando el mundo se tornaba rojo a la salida y la puesta de sol las nubes pasajeras adquirían el mismo color que las sedas y satenes de sus vestidos susurrantes.



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