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No obstante, al igual que en ESDLA, finalizada la trilogía, hay que reseñarla como un todo. No hay tres películas de El Hobbit, hay una película de cerca de nueve horas. Vista así, gran parte de los “peros” desaparecen y nos queda un producto notable sobre todo por la gran labor de producción y visualización de la Tierra Media.
Pero es evidente que al lado de ESDLA la trilogía de El Hobbit pierde. Dos son los motivos principales. El primero, la tendencia de Peter Jackson a rizar el rizo en la acción, que le está llevando a abusar del CGI. Esto no es algo nuevo en Peter Jackson, no hay más que recordar la interminable estampida de dinosaurios en King Kong (2005). Pero, por mucho esfuerzo que se haga con el CGI, por muy bien que quede (aquí hay cosas tan buenas como un dragón o un Gollum, y cosas tan malas como un super-Legolas a lo Mario-Bros) te queda la sensación final de artificiosidad. En ESDLA no ocurre esto, y también tiene mucho CGI, pero hace 14 años todavía había que pensar, recurrir a trucos y efectos tradicionales, recurrir a lo físicamente real para conjuntarlo y crear un producto que no está envejeciendo mal. Ya veremos cómo envejece esta trilogía. La utilización de lo real es especialmente relevante con el paisaje de Nueva Zelanda, primordial para ESDLA, que en El Hobbit pasa bastante desapercibido.
El segundo motivo es el texto de partida. Es evidente que la propia historia contada en El Hobbit, publicado como un cuento infantil, no tiene el desarrollo y la profundidad de El Señor de los Anillos. Poco tuvo Peter Jackson que inventar en ESDLA, todo estaba ya muy bien escrito. Y hay que agradecerle el respeto que tuvo con la grandísima historia creada por J. R. R. Tolkien al no mancillarla con demasiados cambios. En El Hobbit Jackson tampoco es que realice muchos cambios respecto de la historia original, lo vuelve más adulto y le añade historias. La que mejor queda, Dol Guldur, ya estaba escrita por el profesor Tolkien en otros textos. La que no cuela es la que inventa con pretensiones “cinematográficas-recaudatorias” que es la historia de la elfa y el enano.
Cualquiera podría pensar, tras lo expuesto hasta ahora, que la trilogía de El Hobbit me resulta fallida. Nada más lejos de la realidad. No soy un fanático-purista de la obra de Tolkien, sé separar lo que el profesor cuenta en sus libros, que para mí son lo primero, de la visión de un cineasta que, entiendo, trata de dar su versión de estas historias. Soy lector muy recurrente de las historias de Tolkien, pero también sé ver que, de casi todas ellas, El Hobbit es demasiado infantil y veo que Jackson ha intentado aunar la historia de una forma coherente con su trilogía anterior del ESDLA. Me da igual lo larga que pueda quedar, me está mostrando un mundo, la Tierra Media, en el que siempre he querido estar.
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Recuerda, amigo lector, que estas reseñas están basadas única y exclusivamente en mi opinión y gusto personal que puede, o no, coincidir con la del resto de los mortales.
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