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Bushi no kondate (2013), titulada en inglés como A Tale of Samurai Cooking: A True Love Story, es una película japonesa del año 2013 dirigida por Yuzo Asahara. Si uno revisa la filmografía de este director hasta ahora, parece como si hubiera salido de un túnel interminable pues había dirigido nada más y nada menos que las siete últimas entregas de una saga titulada Tsuribaka nisshi, que parece (no he visto ni una) una serie de historias cómicas sobre un par de fanáticos de la pesca.
Pero si esto es cierto, pues no son más que elucubraciones mías, la salida de Yuzo Asahara con Bushi no kondate no ha podido ser mejor. El punto de partida: Estamos en el dominio Kaga, en el periodo Edo. Oharu (Aya Ueto) es una excelente cocinera reconocida por su habilidades. Debido a este talento para cocinar, se casa con Yasunobu (Kengo Kora), que es un heredero de la famila Funaki. La famila Funaki sirve como cocineros para el dominio de Kaga. Sin embargo, Yasunobu es un mal cocinero. Con la ayuda de su suegra (Kimiko Yo), Oharu comienza a enseñar a Yasunobu a cocinar.
Ante este aranque, parece que nos adentraremos en una comedia y realmente así es, pero sólamente durante los primeros veinte minutos de película. Porque cuando Haru pone el pie en su nueva casa la película torna hacia un drama romántico con algún toque de humor, aunque cada vez menos presente. En realidad se puede decir que es una historia de cocineros samuráis, así como suena, en el Japón del
siglo XVIII.
Para empezar con los peros de la película, particularmente creo que la fotografía no es acertada. Tiene un tono sepia excesivo que le da un aire muy parecido a las películas japonesas de samuráis de los años 50-60 del siglo pasado. Por otra parte, aunque las motivaciones de Yasunobu están bien expuestas a lo largo de la película, el actor que lo interpreta no parece estar a la altura del resto de intépretes, especialmente de su esposa Haru.
Entre lo mejor en este film tenemos una ambientación perfecta para una hermosa historia que nos lleva a los entresijos de las cocinas de los grandes señores feudales. No es una historia de samuráis, pues aquí vemos sus intrigas desde la perspectiva de gente de menor rango que va sobreviviendo con los cambios de poder. Pero todo esto es el envoltorio del romance entre el muy hostiable hijo del “cocinero jefe” que prefiere la espada y Haru, una sirvienta con un don muy especial para la cocina.
Es un verdadero placer disfrutar de estas películas, pausadas y tranquilas pero que poco a poco te van metiendo en la historia, sin necesidad de estridencias con la cámara, rodadas al modo más clásico.
Pero, aparte de los platos que se cocinan que casi se está deseando poder saborear (el aviso es importante porque ver esta película puede dar hambre y deseo de probar la comida japonesa), decía, aparte de la comida, está la interpretación de Aya Ueto en el papel de Haru. La película muestra muy bien los modos y actitudes, las formas de comportamiento entre personas del mismo rango o de distinto. Todavía más en el caso de las mujeres en aquella época, como bien dice Haru en algún momento: “Sólo soy una mujer, no sé nada de política”. Por eso, en este mundo tan ceremonial y estricto para todo, la sutileza de los gestos de Aya Ueto hace de su interpretación algo muy, muy sorprendente. Desde luego es lo mejor del film.
Umai
Trailer.
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Recuerda, amigo lector, que esta reseña están basada única y exclusivamente en mi opinión y gusto personal que puede, o no, coincidir con la del resto de los mortales.
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